Tengo una amiga. Mi amiga es enfermera y vamos a llamarla Mari Carmen. Podríamos llamarla con otro nombre, con cualquier otro nombre, pero hoy será María.
Hoy está agotada física y mentalmente. Ha doblado turno y además esta mañana hizo una videollamada con la familia de Miguel. Un paciente que llevaba once días a su cargo. Apenas podía hablar pero ha escuchado atentamente todo lo que le decía la familia en la pequeña pantalla del móvil y les mandaba un saludo con la mano. Cuando terminó la llamada María salió del box, no podía contener la emoción. María estaba al borde de derrumbarse. De nada sirven sus largos años de experiencia.
Por fin termina su jornada y se despoja de toda esa ropa quirúrgica y inicialmente aséptica hecha quién sabe si de materiales defectuosos para darse una ducha en el propio hospital. Después se dirige al parking con paso lento y cansado. Tiene ganas de llegar a casa y desconectar. ¿Desconectar? Lleva casi 50 días de locura y esa palabra se ha erradicado de su vocabulario.
Cuando saca las llaves de su bolso y está a punto de llegar a su coche el mundo se le cae encima, dos ruedas pinchadas y un mensaje escrito en su vehículo. De repente se siente como una persona negra en los peores años de estados unidos o un judío durante la represión nazi. No puede ser. Mete las llaves en el bolso y sube a la calle para pedir un taxi no tiene aliento ni para llamar a la policía, hoy no.
A pocos metros de su casa hay un supermercado al que accede después de hacer una larga cola. Había pensado hacerse un bocadillo, tomar una cerveza y meterse en la cama pero ya no hay pan, todas las estanterías están arrasadas. Agacha la cabeza. Toma una pizza y se va directa a la caja. Camina unos cincuenta metros y entra en su portal y al ir a tomar el ascensor se encuentra con una invitación para abandonar el edificio. Han descubierto que trabaja de sanitaria y que les pone en riesgo. ¿En riesgo?
María está totalmente hundida. No le sirven ni todos los aplausos de las 8 de la tarde ni todas esas canciones que de repente suenan al aire y que sabe perfectamente que en unos días desaparecerán porque si una cosa tiene este país es poca memoria. Se desnuda y se deja caer sobre la cama, no ha tenido aliento ni para encender el horno. maría vive sola, no tiene hijos y desde que empezó todo no ha visto a su amor, ni a sus padres, no ha sentido una abrazo de cariño excepto los que se dan entre compañeros antes de empezar el trabajo y desearse suerte ese día.
Pero antes de fundirse a negro María quiere hacer una última cosa, sabe perfectamente que no es su función pero tiene en su agenda el último número marcado así que decide enviar un whatsapp a la familia de Miguel…
— Lamento profundamente la pérdida de Miguel, persona extraordinaria con la que he compartido los últimos días de su vida. Les garantizo que estuve con él hasta el último segundo y que su rostro destilaba paz.
— Mil millones de gracias María jamás podremos pagarte tu dedicación.
PD: Dedicado a todas las Marías del mundo ahora y siempre y a todas esas personas del sexo que sea, del color que sea que a diario se juegan su vida por nosotros. Gracias.
Ellos tienen una honra mayor que cualquiera. Mis respetos.
Sin duda van a tener que agradecerse muchas cosas y pedir perdón por tantas otras como haberles mandado a la batalla sin un mínimo de protección adecuada…
Mi gratitud eterna.
La situación nos sorprendió. Todos nos hemos encontrado en filas de una guerra que nadie avisó, nadie estaba preparado. Estamos peleando, aprendiendo sobre la marcha, a fuerza de prueba y error. Usándonos a nosotros mismos como ratas de laboratorio. Ahora es cuando nos aferramos a la fe. Ahora que no sabemos cual es el procedimiento a seguir. Solo nos resta, respetar las directrices, seguir instrucciones y mantener la esperanza orando al Dios en el cual se cree.
Agnyez!
ains… pues que ese Dios nos pille confesados pues la cosa… va para largo, sin duda.
Petonets.
Fuerza a todos los sanitarios del mundo. Abrazos de solodaridad, empatía y esperanza. ❤️🌷🌻💙
Que así sea…! Besos.
Lo has dicho todo, todo lo importante porque hay más que no merece la pena mencionar. Son casi las ocho, pero yo no voy a aplaudir, solo rezaré una oración por aquellos que marcharon y que todos a los que nos quede algo de conciencia hemos «despedido» . Un abrazo Joseph.
Sí, algunas veces el ser humano se vuelve estúpido y mezquino en los peores momentos.
Hoy fuiste tu Paz quien me cambió el nombre jajajaja… Besos.
Perdona, tomo nota de la letra sobrante. Buenas noches.
Supermegahiperperdonada mi error fue mucho más grave. B7s.
Ahí es donde queda reflejado el mal d una sociedad, una enfermedad peor q cualquier virus, q es la falta d empatía, la insolidaridad, el egoísmo más cruel y dañino q no deja crecer al ser humano… Cosas así hacen q m plantee muchas cosas a niveles muy profundos… 😉Besos y abrazos d luz, d un lunes d abril😘🤗❤🌟
Besos también para ti Querida.
Así es efectivamente. Sin palabras. El mejor aplauso que les has dado. Hay que revisar las conciencias.
habrá que inyectar adrenalina a esas conciencias que tan rápidamente pierden la memoria.
Gracias Julia.
1b7.